Habitación de Beatrice Ushiromiya

Elizabetha tocaba a la puerta, estaba vestida con una falda larga negra, un sueter de cuello alto blanco, con un chaleco de mezclilla, el cabello recogido.

-Beato.-tocaba.-Abre por favor

Encuanto la vio la abrazo, haciendola caer en el piso, estaba muy sonriente, mientras se sentaba sobre ella.

-¿Adivina qué día es hoy?-pregunto con una sonrisa medio macabra.

Estaba feliz por que iniciarían las clases, era su primer día como maestra, había dado sus practicas, pero ese día se convertiría en profesora oficialmente.

-Es la primera en escuela en la que doy clases.-se puso a bailar por la sala, mientras cae sobre un sillón.-Es que nunca antes había sido titular de una materia.

Acostada volteo a verla y le dijo:

-Por supuesto, ¿Oye te parece que estoy bien vestida? No quiero verme muy juvenil, aunque en la noche podría estar aquíi desvestida.-le dice.

Se estiraba en aquel sillón, no había podido pegar un ojo en toda la noche, puesto que no durmió con su hermano, Raziel había cumplido la promesa de cada quien en su cama.

-Somos tres en una habitación.-pensaba la respuesta correcta.-Sumamente divertido, pero ¿Aun sigo pensando? ¿Qué se sentirá hacerlo sobre un escritorio?

La examino un buen rato, después de unos minutos dijo.

-Pienso que las dos lucieriamos mejor desnudas en tu recamara o sobre aquel escritorio, ¿No te gustaría probar algun dia?

Le miró curiosa, que la ignorasen le provocaba que le interesan más las personas que lo hacía.

-Bueno es que siempre soy algo curiosa, Darius afirma que es interesante.-le dice tomando su te.- Pero es algo que me molesta que mi hermano si lo probara y yo no.

Se puso a checar los libros, mientras le preguntabba.

-¿Beato qué te gusta hacer?

Se soprendió al escuchar.

-Siempre pense que la alquimia solamente era una hermosa historia, nunca pense que existiera.

Lo recibió y tomo entre sus manos.

-De que trata?

Escucho cada una de las palabras de la mujer, un escalofio le recorrio la espalda al escuchar la palabra quemar.

-Actualmente no, quizas en dos años o más ahorita quiero dedicarme plenamente a ser docente.-observa los graficos.-Espero que algun día me permitas leerla.

La verdad es que tenía hambre había salido corriendo del cuarto para buscarla.

-¿Beato a la naranja?-le pregunta divertida.

Ella no tenía tiempo, era su primer trabajo, salir huyendo de aquella ciudadm había provocado, que dejara cualquier manuscrito, que le pudiera servir.

-No se espero que sepa tan delicioso como me la imagino, ¿Pero sería capaz de servir ese manjar?-le pregunto de manera coqueta.

Al ver que hizo la profesora se soprendio, pero le gusto la idea, desde la noche anterior, probar esos labios parecía que era un vicio que no podía detener.

Se acerco para besarla, oler ese dulce olor a naranja.