Lago de patos

Un gran lago de agua cristalina en el que se pueden alquilar barcas, suele estar habitado por patos.

Definitivamente el alemán tenía una especie de conección extraña con las aves, o algo por el estilo... no puedo evitar sonreírse al verlo jugar con los patos.

- Yo la verdad la veo igual -le aclaró sin borrar la sonrisa, atento al movimiento de los animales- La verdad te mentiría si te dijera que no se me hace particular -enarcó una ceja y se rascó la nuca ante el comportamiento de las aves..

-Es que yo soy fantástico y especial, deberías alegrarte de estar conmigo -trato de acercarse al otro pero las aves no se lo permitían rodeandole cada vez mas

- No dije que no me alegrara -observó a las aves, con el entrecejo arrugado y haciendo una mueca de molestia con la boca.

Esas aves practicamente estaban adueñándose de Gilbert, y él era suyo.

Decidió dejar de intentar acercarse al otro al ser practicamente imposible debido a los patos.

-Lo sabia, kesese~

- En vista de que no puedes contra las aves, supongo que tendré que acercarme yo ¿No? -rió entre dientes, acortando paso a paso la distancia, intentando abrirse paso entre las aves.

Observó alzando una ceja como los patos se congregaban para cortarle el paso al otro.

-Ya veo lo eficiente que eres

Aquello parecía una especie de competencia, una que los patos estaban ganando(?).

- Ya verás, te enseñaré cómo tratar con éstas aves -y avansó, a paso firme, esperando que aquello espantara a los patos. Fallando épicamente en su cometido al tropesar con una piedra.

Rió un poco al ver que fallaba. Miró a los patos con el ceño fruncido y estos se apartaron dejando que se acercara al otro. Se agachó junto a él y le acarició el cabello.

-¿Te has hecho daño?

- No -contestó, un poco enfurruñado y con el mentón apoyado en el piso. Malditos patos listos.

Rió un poco y se levantó siendo de nuevo rodeado por los patos.

-Esta bien~

Miró hacia arriba, con una sonrisa molesta de oreja a oreja. Aún insultando a los patos para sus adentros.

- ¡H-HA! ¡Quédatelos si quieres! para lo que me importa -mentira-.

-No sabes mentir, de todas formas... es normal que incluso ellos amen al maravilloso yo ¡kesesese!

- No me importan esos patos -se levantó, por fin, sin preocuparse por limpiar sus pantalones llenos de polvo (producto de la caída).

Miró hacia un lado, carraspeando ligeramente y luego frotándose la nariz, el polvo también había llegado ahí.

Sonrió de medio lado y dejo de mirarle para prestarle atención a los patos y comenzar a correr jugando con ellos.

Bufó, enseñando un poco los dientes. Al mismo tiempo, se encaminó hasta una de las bancas del parque, tomando asiento de un modo brusco.

Se paró cansado de correr y se tumbo en la hierva. Los patos al verlo le imitaron y se tumbaron muy cerca de él y algunos sobre su pecho

Le observó por un momento, sin cambiar su expresión.

No pudo evitar pensar, entonces, en lo que fue su primer encuentro. Justamente a causa del aire libre y del sol que se hacía notar con fuerza, no le quitó la vista de encima, pensativo.

Suspiró al sentirse rodeado y comenzó a rodar por la hierva intentando deshacerse de ellos pero solo conguió que le siguieran.