Cafeteria.

Se relamió mirando su rostro presionando un poco más con la mano sin alejarse, aunque sin hacer nada más que eso por el momento.

- Muy, muy mal lugar -sonrojándose un poco al ver su expresión.

Retiró su mano y le besó la frente. Deslizando los dedos por su cuello.

- Sabes que eres la única persona a la que jamás le obligaría a nada -sonrió- es para que entiendas que no es divertido cuando le fastidian a uno -murmuró por lo bajo- Aunque estabas tan lindo que por un momento pensé que sería capaz de hacerlo aquí -dijo aún más imperceptiblemente.

- No seas tonto, aunque no lo parece puedo controlarme, y como dije, jamás haría algo que no quisieras.

Lo miró enarcando una ceja, luego abrió bien los ojos medio-imaginando el por qué de su actitud repentinamente tensa.

- O-Oye... ¿No me digas que pensaste en...?

- Tsk -tragó saliva un momento y le atrajo de forma brusca, estrechándolo entre sus brazos- No se como...puedes compararme con ese... -susurró.

Lo soltó al sentir que le estaba molestando, no hizo más que sonreir de forma que ni él se lo creía.

- Ya, es definitivo...dejaré de tocarte un tiempo y así no hago que sigas pensando esas cosas -miró hacia otro lado.

- Ah...Jeg beder Dem* Gilbert, no lllores, lo siento...realmente no haré algo así por mucho que me molestes, tampoco diré nada como lo que dije. Pero por favor no llores.... -aferrándose a él, poco le importaba si alguien los miraba o algo.

FDR: Por favor

- No deberías pensar que yo soy como él, o haría algo así... no podría hacerte eso a tí -bajó la vista- Yo solo digo que sería bueno que no te tocara...hasta que estés completamente tranquilo y...

- N-No sigas, ya puedo imaginarme lo que...hizo luego -murmuró a duras penas, pero lo suficientemente alto para ser oído- El que tiene que disculparse no eres tú, yo lo siento por recordarte a él. -puso las manos en su hombro y lo alejó con cuidado.

Le sonrió dévilmente y puso una de las manos en la cabeza, pero guardando un poco la distancia para no incomodarle otra vez. Movió su mano suavemente.

Tenía unas terribles ganas de abrazarle como nunca antes, pero a cambio se mordió el labio inferior y le levantó la cara con una mano que posó en su mejilla.

- Lo siento, enserio -aún hablando bajo- No, tranquilo... no importa mucho si me siento mal en realidad, me preocupas más tú. Esto no va a condicionarnos, deja de preocuparte -hablando pausadamente.

Una lágrima estubo a punto de asomársele, pero se contubo y se le acercó con los ojos brillando por lo mismo.

- ¿Es lo que quieres? -se sentía agoviante de golpe así que se quedó quieto, estaban próximos, pero no lo suficiente aún.