Habitación 12 (3/3)

El ruso abrió mucho los ojos. Habia sido un golpe duro y las palabras que habia pronunciado el aleman le resonaban en la cabeza como un eco. Casi parecía como si hubiese vacilado en un instante por el impacto que en él habia causado sus palabras, pero rápidamente reaccionó como si en un trance se encontrara dándole un puñetazo en el estómago al chico...

- ¡Cállate! - gritó temblando de furia, para proseguir intentando tranquilizarse - No tienes ni idea de nada de mi...

se llevó las manos al estomago tratando de calmar el dolor y evitando que cualquier sonido que denotara lo doloroso del golpe saliera de sus labios.

-¿Y-y tu si de mi?

Le apresó con una de sus manos por la cabeza y lo colocó frente a frente a él. Ahora mostraba una sonrisa nerviosa y macabra, propia de una persona que pierde el juicio.

- Desde que nos distanciamos tu vida no me interesa en lo mas mínimo... Sin embargo... parece que tu te acuerdas muy bien de mi todos los dias - con la otra mano recorrió su espalda agarrando finalmente su camisa

Le miró con el ceño fruncido.

-Nunca te he importado, no hagas como si no fuera así, si te hubiera importado no me habrias hecho lo que me hiciste...

Se rió de manera estridente ante aquella provocacion.

- Si, ya claro... - le desabrochó tres botones con un tirón en la camisa - y con eso quieres decirme que no te gustó..... - le empujó de tal manera que cayese contra el suelo - claro que te gustó.... - se relamió y colocó encima de él rodeándolo con ambas piernas de tal manera que no pudiese moverse de cintura para abajo por su propio peso

Comenzó a temblar debido al recuerdo de aquella vez, intentó apartarlo de si de forma casi desesperada.

-A-Aparta...

Aprisonó sus dos manos con solo una de la suyas y con la otra volvió a sujetar su cuello. Se acercó hasta su oído, lamió su lobulo y susurró:

-Ruégame... con voz de doncella que te deje libre... - volvió a reirse entre dientes - suplícame... Gilbert - seguidamente le mordió lascivamente el lóbulo de la oreja

Cerró los ojos intentando concentrarse en la imagen del danes.

-No va a servir para nada... no pienso humillarme...

- Ooh, si que lo harás... Lo acabarás haciendo... Ya lo creo que si.... - rió

La mano que se encontraba en su garganta pasó a su mandíbula, que giró bruscamente para acabar mordiendole zafiamente el cuello

-N-no voy a hacerlo -apretó los ojos debido al dolor y trató de concentrarse en la imagen del otro- Math...

El ruso se relamió un poco de sangre que tenia en los labios sonriendo...

- Normalmente te amenazaría con hacerle daño a ese tal Math que pronuncias susurrando... Pero casi que prefiero que no accedas... que te hagas de rogar... para que sea mas entretenido...

Le sujetó con fuerza la mandíbula y le besó rudamente en los labios introduciendo su lengua en su boca.

Aun con los ojos cerrados le mordió la lengua con algo de fuerza para que se apartara.

-Él puede contigo, bastardo...

- Ja, ja, ja- se rió a carcajada limpia

Se apartó relamiéndose de nuevo exibiendo su sonrisa

- Eso ha tenido gracia, mira, hoy estas muy gracioso...

Se llevo a la boca la mano que agarraba su mandibula y se desenfundó el guante con los dientes. Le acarició parte del pecho que quedaba al descubierto tras la blusa entreabierta

- Pero ahora... El no está aqui para salvarte... no? - la parte en la que estaba acariciando se tornó a un surco marcado por sus uñas - Ni tu primo tampoco, se ha ido y no va a regresar con ayuda, y si lo hace... sera tarde para ti...

Trato de retroceder pero la pared se lo impedia. Era como la otra vez... y de nuevo por muchoq ue esperara no iba a venir nadie por él. Se mordió el labio, al menos no iba a darle el gusto de verle llorar.

Ludwig era un tipo interesante. Y no sólo eso. Actualmente podría incluso precisar que se trataba de un hombre inteligente, lo suficientemente inteligente para advertir el peligro cuando lo había. Y le creía completamente esa expresión preocupada al decir que Gilbert se encontraba con "Ivan". En el cuarto, a solas.

Toca la puerta un par de veces, sin decir nada.

Le tapó la boca al alemán y escuchó a ver si a traves de la puerta se oía algo. ¿La directora?

-¿Quien es? - dijo con voz seria y apaciguada

Trató de separarse del otro forcejeando y mordiendole la mano para que le soltara

- Oe~ -Perfecto, odiaba que le hicieran esperar más de lo debido. Golpeó por tercera vez, ahora con más fuerza que las dos primeras, hasta que escuchó una voz responderle- ¿Qué pregunta es esa? Soy yo -figuró la sonrisa de siempre al pronunciar aquellas palabras. Pero sus ojos, sus ojos se veían ligeramente diferentes.

- Emm. esta no es tu habitacion que yo sepa... ¿que quieres?- dijo de nuevo con voz tranquila

Le metió dos dedos en la boca a Gilbert arañando su lengua para que no le mordiese intentando evitar su forcejeo

Se puso algo mas nervioso al escuchar la voz del danes y dejo de forcejear, prefería que el se mantuviera al margen si así el no sufría ningún daño.

No era tan estúpido como parecía, sabía perfectamente que esa no era su habitación. Las palabras de quien fuera que estubiera tras la puerta lo ponían aún más de los nervios.

- Sólo abre ahora mismo -la sonrisa en su rostro parecía mucho más amplia que antes. Su instinto le decía que nada bueno estaba ocurriendo ahí-. Me veré obligado a tirar la puerta~.

El ruso puso los ojos en blanco, resopló con sorna y liberó de ambas manos al alemán dirigiéndole una mirada amenazadora que todo lo podía decir sin inmutar palabra.

Se acercó hasta la puerta y dijo al otro lado.

- Me vas a disculpar pero es que esta es mi habitacion y estoy impresentable en estos momentos, ¿Puedes pasarte un par de minutos mas tarde? - dijo de nuevo con voz como si no pasase nada

Miró al ruso enfadado, olvidándose de que el danés estaba al otro lado.

-¿CREES QUE CON UNA MIRADA VAS A ASUSTAR AL FANTÁSTICO YO? -y entonces se dio cuenta de que había metido la pata.

Sus ojos se afilaron aún más que antes, esa exclamación logró que se dispusiera a liberar cada fragmento de ira contenida. Se alejó un poco de la puerta mientras tronaba los dedos.

- Voy a contar hasta tres. Uno.

Y dió una primera patada sobre la entrada. Hace ya bastante tiempo que no sentía esa furia arderle en el pecho, o esos deseos incontenibles de golpear lo que sea que se le cruzara.

El ruso se quedo helado. Eso si que no se lo habia esperado. Habría concentrado toda su ira y le habria pateado de lo lindo... Pero en vez de eso le agarró firmemente por el cuello de la camisa y bruscamente lo colocó frente a la ventana, estampándole.

- Te acordarás de esto... - sonrió desencajándosele la mandibula

Le estampó contra la ventana de tal manera como si quisiese haberle tirado por ahi, pero solo consigiuo que se rompiese el cristal