Terraza al aire libre.

Caminando por los pasillos iba el rubio, sin rumbo alguno.
Vio una puerta; la que al abrir se dirigía a la terraza, la abrió y caminó hasta los adentros de ella.

Allí se sentó en una mesa, se preparó té y observó toda la escuela.

Entró en la terraza dando un portazo molesto por haber sido nuevamente expulsado de clase.

-Ese estúpido profesor... ¿no comprende que es necesario expresar mi genialidad en voz alta? -suspiró antes de seguir despotricando, si al menos hubieran expulsado a Mathias junto a él no habría sido tan malo...

Sintió el portazo y lo sintió de hombros, bajó la cabeza y frunció los ojos al mismo tiempo que bebía una taza de té , enojado.

-Maldición - maldijo ya que, ese té, no sabría de manera deliciosa, puesto a que, ese susto de portazo le produjo dolor de cabeza

Se giró al escuchar la voz de otra persona, rió con superioridad al ver que se trataba de otro niño pijo y este ademas tomaba té allí como si se tratara de la terraza de un bar.

Se acercó con la única intención de molestar

Luego de dar un sorbo redondeó la boca de aquella taza, arqueando una ceja y escuchando los pasos de aquél ruidoso muchacho.

Cerró los ojos, dió un último sorbo; todavía había líquido dentro de la taza, e hizo el mismo movimiento de dedos sobre aquella taza.

SIguió acercandose mientras pronunciaba "kesese" con lentitud saboreando cada silaba, se coloco tras el otro y le dió una fuerte palmada en la espalda riendo de nuevo.

Se sobresaltó a tal acto de inmadurez. Esto causó que su taza de té cayera al suelo y el té se derrame.
Estaba tomando tranquilamente y luego lo vienen a molestar!?
Tal acto lo enfermaba, le hacía recordar a ciertos amigos mágicos que, derrepente aparecen, en el peor o mejor momento.

-¿Qu-que no tienes a otra persona para molestar, maldición!?-

Ese té valía oro, esa hora era la indicada para tomar tranquilamente, ¿por qué lo molestarian?

-No, pero deberías estar feliz de que el asombroso yo haya sacado algo de su tiempo para molestar a alguien tan insignificante como tu kesese~

-Ni siquiera estás a mi altura, dear - bufó y pestañeó de una forma burlona, sonriendo encurvado y burlandose del peliplateado
-Ahora, podrías alzar la taza de té, Mister asombroso?-

-No te des aires, no me gustan los creidos -fruncióel cejo ante los ires de superioridad del otro, ¿como podia creerse mejor que él?- y la taza te la levantas tu, el asombroso yo no hace esas tareas de sirvienta kesese~

-El asombroso ha salido very maleducado, right?-
acomplejó al awesome prusiano y él mismo levantó la taza y sonrió de una forma burlona a aquél increíble supuesto muchacho.

-¿Y qué hace una persona asombrosa en una terraza?-
se sentó a acortejar el fresco viento que rozaba sus mejillas

-A sido todo lo educado que te mereces, inglesito y tu y esta terraza teneis suerte de disfrutar de mi maravillosa presencia kesese~ -se acercó al otro con una mueca de superioridad en el rostro

Bufó e ignoró al grandioso, se acomodó sobre la barandilla de la terraza y disfrutó de la vista
A ver qué quería aquel alemán.

Carraspeó molesto y se acercó al otro por detrás acorralándole contra la barandilla.

-Nadie me ignora...

Sintió el cuerpo del peliblanco muy cerca suyo, luego de esas palabras taan alardeantes se dió la vuelta, y, con cara de indiferente arqueó una ceja.
-Hablas mucho... - no terminó la frase, ya que, no sabía su nombre.

-Gilbert Weillschmidt, inglesito

Colocó una rodilla entre las piernas del otro acercándose mas a él únicamente para que se asustara, al margen de todo el era fiel a su pareja.

Miró sin emoción alguna aquella pierna que tocaba su ser, para luego sonreír.
-Un gusto, Weillschmidt- aquél apellido lo había pronunciado con más ánimos, y más acento.

Frunció el ceño al ver que no le molestaba aquella invasion.

-No sabia que eras como Francis, inglesito~

-Tsk, si fuera como ese francés, ya no estarías así de seguro de ti mismo y tampoco estarías con estas ropas.. -

Lo empujó con la pierna derecha y lo espació unos centímetros lejos de él.

Le siguió mirando molesto, ¿como podía haber alguien inmune a su genialidad? Chasqueó la lengua al ser apartado y volvió a acercarse solo mirandole.

-¿Acaso no te rendirás nunca, no?-
Bufó al verlo acercarse.
-¿Qué tanto me miras?- arqueó una ceja y se recostó por la barandija.


(off: n-no veo a nadie conectarse al foro ;_; )

Le miró por un momento mas y se apartó de él.

-No mereces la pena, mi genialidad es demasiada para alguien tan patetico como tu kesese~

FDR: lo se, lo siento orz

-wow, ¿tan fácil te rindes?- rió y sintio la brisa de nuevo correr por sus mejillas.

-...no esperaba más- entrecerró los ojos y lo miró de arriba para abajo, esperando tal vez, a que, comiencen ya las clases, o... tal vez jugar más con aquél alemán egocentrico.

Miró fijamente su rostro alzando la mano y delineando una de sus cejas con un dedo para luego apartarse riendo.

-¿Que son? ¿orugas?